IMAGEN Y PARABOLA
En carretilla sobre el Niágara
Esteban
Puig T
La noticia conmocionó a todo el Pueblo. Un acróbata
caminaría sobre un cable tendido sobre las cataratas del Niágara. El día
señalado, a ambos lados de la catarata, se había reunido una multitud de personas
ansiosas de ver cómo cruzaría de un lado
al otro, sobre un simple cable. Salió el
acróbata ante un silencio profundo de la multitud, sólo roto por el estruendo y
fragor de las aguas que, en caída libre, en gigantescas cascadas blancas,
retumbaban con ruido de mil truenos. El
acróbata con la pértiga en las manos, subió sobre el cable tendido de un lado a
otro sobre las cataratas. Comenzó a caminar. Avanzando con la pértiga manteniéndose
en precario equilibrio. La gente tenía
un nudo en la garganta con una expectativa próximo al grito si es que se
caía. Fue avanzando con paso lento y medido.
Se paraba de cuando en cuando. Los vientos mecían el cable peligrosamente.
Anduvo un poco más… y un grito de sorpresa y admiración se escapó de todas las
gargantas cuando el acróbata salto del
cable la roca del otro lado. Los aplausos no paraban. Levantó la mano y pidió
silencio. Con un altavoz preguntó: -¿Han visto Uds. cómo he cruzado limpiamente
de un lado al otro con la pértiga de apoyo?. Pues ahora volveré a pasar al otro
lado sin la pértiga. Traspasó al otro lado sólo con el equilibrio de los brazos
en cruz. El público prorrumpió en estruendosos aplausos. . Volvió a pregunta: -¿Han
visto cómo he pasado por encima de la catarata sin pértiga y sólo con las
manos? -¡¡S!!, resonó por el
aire el grito estentóreo de la multitud.. –Pues para que vean mis aptitudes y cualidades voy a cruzarlo con una carretilla llena de
ladrillos. Dicho y hecho. La gente no se lo creía. .¿Pasará por el cable con
una carretilla llena de ladrillos? ¡Inverosímil!. Pues si…y así llegó al otro lado sin dificultad. La gente
gritaba y aplaudía ante tal proeza. Levantó la mano y un gran silencio se hizo.
Tomó el megáfono en sus manos. Miró a la
multitud y les dijo: -¿Han visto que paso una y otra vez atravesando la
catarata con pértiga, sin ella y con la carretilla con ladrillos? ¿Han visto
cómo cruzo de un lado a otro con seguridad y sin caerme? ¿Tiene confianza en mí
que volvería a pasar con contratiempos ni caídas? -¡¡Si!! coreaba la muchedumbre como
enloquecida. -Bien. Si tienen confianza en mi…¿alguien de Uds. quiere subir a
la carretilla?. Silencio. Nadie contestaba. -Pero, ¿no decían que era capaz de
pasar por el cable una y otra vez sin peligro y total seguridad? Pues, repito, ¿alguien
quiere subir a la carretilla? Nada.
Del dicho al hecho va un trecho. Una cosa es decir si y
otra decir no. De la voluntad a la acción el camino es muy largo y nunca se
quiere andarlo. Si, si pero… cuando en la vida hay dolores que nos aplastan
como entre dos planchas de plomo o nos
desmoronan con una enfermedad terminal o
un suceso desesperante y lacerante, resuena en nuestra conciencia la voz de
Dios sí, de Dios no de un fantasma que nos dice: -“¡Sube a la carretilla, no
tengas miedo. Confía en mi”, pueda que
nos metamos las manos en los bolsillos, silbando, siguiendo caminando risueños
e indiferentes diciendo:“Es que yo…” Bueno si, pero…” “Ya, pero…” ¡Ya está!. La
evasiva, sonsa, displicente, atolondrada, comodona de siempre. ¡Falta decisión
y carácter! ¡Amor!.que es el motor de todas las actividades nobles y sanas.