viernes, 27 de enero de 2012

¿Existen los milagros?


Esteban Puig T.

Sucedió en Australia, en una estación del metro. Una madre con su hijo en el cochecito esperaba la llegada del tren subterráneo. Faltaban pocos minutos. La mamá, dejó por un momento el cochecito con su niño y se puso a conversar. No se dio cuenta que el carrito, lentamente al principio y después más deprisa, por lo inclinado del piso, iba a caer en la vía del metro. El ruido del tren que se aproximaba le hizo voltear la cabeza. ¡Horror! El cochecito iba a caer. Lanzando un grito de espanto se abalanzó sobre el cochecito…pero ya era demasiado tarde. Cayó dentro y en aquel mismo instante pasaba el metro rugiendo como una fiera que ahogó los gritos de dolor de la madre. El tren paró unos cien metros adelante. Las pocas personas que estaban esperando el metro, corrieron hacia la máquina con el aliento contenido y con ellos la madre que lloraba y gritaba sin poder contenerse. Un dolor intenso le atenazaba el corazón. ¡Hijo, hijo mío! Imaginaba lo peor. El tren con la velocidad que llevaba, habría arrastrado el cochecito y la suerte del niño era predecible. Miraba la madre hacia las vías del fondo con gritos y sollozos. Desesperada, impotente. No era para menos. El dolor era indescriptible, profundo, como si hubiera muerto parte de ella misma en el hijo.
Se dio aviso al jefe de la estación. Algunos hombres se acercaron a ver el desenlace, seguros de encontrar al niño y al cochecito destrozado hecho un amasijo de hierros y telas. Las demás mujeres con las que iba conversando la madre, se quedaron impactadas y temblorosas. Algunos hombres se lanzaron a la vía y se quedaron paralizados… Ahí estaba el cochecito con el niño…sonriendo. El coche, al ser arrastrado, había formado como una cápsula protectora alrededor del niño y las telas  y demás objetos le habían protegido de los golpes y descalabros. Sólo tenía algunos moretones y rasguños. Nada más. Impactante.
¡Cómo no creer en Dios! ¿Será posible que algunos orgullosamente y sin respetos piensen que Dios no existe; y si existe, no se preocupa de cada uno o, en fin, que no lo necesitan para nada. ¿Tú que piensas?